Se asomó a la calle. La brisa le susurró en el pecho que esa mañana de domingo sería fría y él se cerró aún más la bufanda. Las grises nubes le contaron que al sol no se le esperaba hoy por allí. Abrió la boca y exhaló ese vaho que tanto le encantaba ver difuminarse en el aire.
- ¡Mamá! ¡Me voy a jugar!
- ¡Mamá! ¡Me voy a jugar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario