lunes, mayo 30, 2011

A mil kilómetros

Después de tanto tiempo luchando por ello por fin pudo ver a todo el mundo feliz a su alrededor. Entonces se miró en el espejo y se espetó un “bien hecho”. Al cabo de unos segundos se descubrió a sí mismo con la mirada perdida, como si ese espejo estuviera a mil kilómetros de distancia. Había dado sentido a todas esas vidas. ¿Dónde estaba su objetivo ahora? Bajó los ojos hasta la línea del pecho y le dio pánico traspasar su erizada piel para encontrarse con lo que había dentro de aquel acorazado corazón.

lunes, mayo 23, 2011

Inexorablemente

- ¿Tú te crees lo que me pasó ayer? ¡Vamos no me jodas!
- Eso le pasa a cualquiera.
- No, no. Me pasó a mí, qué cojones.
- Quería decir que hay numerosas ocasiones en las que acontecimientos similares al acaecido ayer, cuando, por cierto, el fuerte viento en su afán de protagonismo, frenaba el avance de todo voluntarioso y osado ciclista empeñado en llegar a su destino, son recurrentes en el tiempo y afectan aleatoria e inexorablemente a personas, que como tú, viven haciendo cosas nuevas, esforzándose, amando, creando, haciéndose preguntas, aprendiendo. Y además, tampoco es para tanto, ¡coño!
- La madre que me parió... ¿Nos tomamos una cerveza y te cuento lo que me pasó después? A ver qué palabrejas tienes para eso.
- ¡Ésa la pago yo! ¡Cuéntame!

lunes, mayo 16, 2011

Mejor

- Desde que tengo turno de noche apenas coincidimos en casa...
- ¡Mejor! ¡Ven aquí y apriétame fuerte contra tu pecho! ¡Tengo más ganas de ti que nunca!

lunes, mayo 09, 2011

No hay vuelta atrás

Paró de pedalear y se dejó llevar por la gravedad, tirando cuesta abajo de su bici. Mirando ese precioso campo de amapolas rojo intenso que le quedaba a la izquierda llegó a la convicción de que sólo podemos pensar en una cosa a la vez.
- Elijo pensar en tí -. Pensó. - Cuando me descubra a mí mismo dándole vueltas a ese viejo problema, pues pensaré en la mueca de tu risa infantil. Cuando me joda el trabajo a media noche, pues pensaré en la fuerza de tu abrazo sincero. Cuando me sienta triste, pues elegiré pensar en el roce de tus labios cuando, al final del día, me dan ese beso que dices, con ojos chispeantes, es el más grande del mundo mundial.
Optó por la fortaleza infinita, por ser invulnerable. No había vuelta atrás.

lunes, mayo 02, 2011

Sin piedad

La soledad llegó al pueblo una madrugada con niebla cerrada. Esa misma noche se alió con la tristeza y la amargura. Se hicieron terriblemente fuertes y muy rápido gobernaron. La primera no permitía hablar, la segunda impuso los silencios y la tercera degustaba el sabor de las lágrimas. El gris abrazó el lugar.
Pero un día la tristeza llegó nerviosa sobremanera. Pudo explicarles, casi sin voz, que había visto de refilón algo casi innombrable... Una sonrisa.
- ¡Eso no puede estar ahí! – gritó la amargura enrabietada.
Se armaron de valor y salieron a defender lo suyo. Fue inútil. Lo que encontraron en frente las aterró. Huyeron despavoridas. Sabían que si se quedaban un minuto más, lo que tenían delante las despedazaría sin piedad y echaría sus tripas a los perros. Allí estaba, poderosa y rutilante, la amistad.