lunes, agosto 27, 2012

Camisa de once varas

No me gusta como caza la perrita–, murmuró Samuel mientras sorbía, con pajita, su zumo de piña y uva. Se sentía “removío”, como solía decir él.
Salió a la calle mirando al cielo, de medio lado. Desconfiado, avanzó y llegó a la plaza, su plaza. Pero, ¿dónde estaba su plaza? ¿Dónde estaban sus leones de la fuente? Esos que unos días le recibían tristes y otros alborozados, que unas mañanas bostezaban y otras entornaban los ojos, como cegatos. Los que le ronroneaban cuando recordaba su mocerío y que todas las tardes le sermoneaban a su salida del casino del pueblo. ¡Se los han cambiado! Les han pintado cara de burgués, de serio notario nazarí, siempre mirando como… como al enemigo.
Se sentó frente a la fuente y al cabo de un rato comenzó a troncharse de risa. Pepe pasaba por allí de vuelta de la huerta.
– ¿Te hace gracia algo u qué, artista? –, preguntó Pepe.
– ¡Ay si fuera yo quinto, Pepe! ¡Ay si fuera quinto!
– ¿A qué viene eso Samuel?
–Te invito a un chato vino y echamos una parlaíta, Pepe.
–Tiras de mí con un hilo felpa y no se rompe, Samuel.
Fueron juntos hacia el casino.
–Oye Pepe, ¿tú sabes lo que es el Ecce Homo?

lunes, agosto 20, 2012

Castillos de arena

Desde dentro del mar se te ve de otra forma, tan exuberante, ahí tumbada en tu toalla. Con la perspectiva adecuada, te odio amor mío. Mientras tú hojeas el Cosmopolitan yo, sin identidad, salto las olas haciendo tonterías para llamar tu atención. Solo consigo atraer niños con madres con tus gustos, con tu actitud. Por cierto, si me haces otro castillo de arena, lima las aristas un poco, que se me clavarán por todos lados cuando todo se venga abajo de nuevo.

lunes, agosto 13, 2012

El biombo

Se asoma por encima del biombo. El olor a tequila le llega como un puñetazo. La abofetearía de forma salvaje, la gritaría hasta desgañitarse, la dejaría allí a su suerte y correría sin parar en dirección contraria durante días. Ella se gira y deja caer su mano muerta, colgando del catre. Jorge ahoga un grito. Ella reacciona abriendo los ojos por un instante. Su mirada pide perdón. Jorge baja aprisa de la banqueta. Entrelaza sus dedos con los de ella. Y ahí quedan, marcadas para siempre, las huellas dactilares del asesino de su infancia.

lunes, agosto 06, 2012

El origen

–Pueblos de La Galaxia. Hoy cambiamos el rumbo de la historia–, sentenció TZ42.
Todo el hangar, con decenas de naves interestelares, rompió en grotescos sonidos de celebración. Las tribus de robots por fin sacaban provecho a un periodo prolongado de paz.
La pantalla líquida se hizo transparente y todos pudieron verlo por primera vez.
–Aquí está. El primer prototipo de ser humano está listo. Su nombre, ¡Mono!