lunes, diciembre 26, 2011

Cómete a tu princesita

Dormitaba sobre mi lado del tesoro. Un ruido me despertó. Miré hacia la boca de la cueva y vi asomar una pierna ensangrentada, con trozos de armadura colgando de la bota. El respeto ya había dejado de ser la ley que gobernaba nuestro hogar. Tras limpiarse cuidadosamente las escamas frente al sol de la tarde ella entró con energía y se puso a devorar al desgraciado muchacho sobre sus monedas favoritas, esas que sacó como botín cuando arrasó la catedral de Ur Salemh.
-Sabes que es la hora de mi siesta –protesté.
-Calla, cascarrabias –. Soltó una pequeña llamarada por su nariz.
Sabía que aquello me cabreaba.
- ¿Otro más? –le pregunté.
-Sí. Estos osados caballeros no saben lo letal que es el amor que recorre sus venas. Este juego me aburre ya. Cómete a tu princesita cuanto antes o lo haré yo.

lunes, diciembre 19, 2011

El cadáver perfecto

La calidez de su cuerpo delataba la inmediatez de su asesinato y la paz de su rostro señalaba la dulzura de su asesino. Yacía en una postura que el forense denominó como ejemplar, en absoluta armonía con los cientos de cartas de amor que lo rodeaban en forma de corazón. Un corazón quebrado, de manera delicada, por ese cadáver perfecto.

lunes, diciembre 12, 2011

Gafas de cartulina

David recortaba concentrado su cartulina naranja. Sus manitas acertaron a dar forma a unas gafas estrafalarias. Su papá le ayudó a terminar las lentes que, le dijo, le permitirían ver a través de las cosas, por muy opacas y gruesas que parecieran. Se las puso con ansia. Miró la tele y vio dentro a todos los personajes de sus dibujos animados favoritos preparándose para salir a escena, alborozados. Echó un vistazo a la puerta de su habitación y pudo ver sus muñecos jugando al parchís. Ganaba Conejito, su favorito. Allí estaba mamá recogiéndolos y ordenándolos sobre su cama. Era la primera vez que la veía después de tanto tiempo que partió al cielo. Miró a papá. Visión negra y enredada. Se asustó. Sabía cómo cambiar aquello. Le miró a los ojos y sonrió. Lo negro tornó arcoíris mágicamente.

lunes, diciembre 05, 2011

La pistola

Me olvido algo. Sí. A ver. Traje de astronauta para el paseo espacial, traje de astronauta para andar por la nave, traje de astronauta para salir arreglado pero informal, píldora con el calor de tu sexo, traje de astronauta con forro de felpa, que refresca por las noches. Pero me falta algo… ¡Bingo! ¡La pistola láser desintegradora de los recuerdos de tus reproches!

lunes, noviembre 28, 2011

Tinta

La tinta corre por el papel como si la persiguiera el diablo. No mira hacia atrás. Piensa que si va rápido tendrá tiempo de escribir todo lo que necesita antes de agotarse. Le aterroriza siquiera imaginar cuando la pluma raye el papel anunciando su final. Pero le excita y alboroza recordar cuando aquella niña, con mirada intensa y determinación, le hizo recorrer trazados tan vertiginosos, tan impredecibles y desconocidos. Se emociona entre garabatos. En la hoja queda un pequeño borrón en forma de sonrisa, justo antes de que la línea se apague de forma entrecortada, resistiéndose.

lunes, noviembre 21, 2011

Acordonada

Llegó la sexta patrulla de policía, con las sirenas aullando, como les habían ordenado. La misma sorpresa que en las anteriores apareció en sus caras. La calle ya estaba acordonada. Decenas de coches permanecían atascados, impacientes, a la espera de que la retirasen. La muchedumbre comentaba.
La elefanta dormía en mitad de la calzada. Soñaba. Lo hacía con agua limpia que lanzaba al aire con la trompa para refrescarse, con hierba fresca en una inmensa y apacible pradera, sin rastro alguno de payasos, trapecistas o encantadores de serpientes, peligrosos embaucadores todos ellos, hasta donde se le perdía la vista.

lunes, noviembre 14, 2011

Aristas imperfectas

Contempló su obra desde cerca. Limó esa puñetera arista un poco más y dio un paso atrás. Frunció el ceño y ladeó la cabeza, despacio. Asió el martillo que tenía a mano y lo estampó con violencia contra ella. Se hizo mil pedazos, aunque no tantos como los esparcidos desde el lado izquierdo de su pecho. Cogió de nuevo el cincel y se juró, por enésima vez, no parar hasta conseguir que le dijera te quiero con los ojos.

lunes, noviembre 07, 2011

H-437

Mis dedos se retuercen hasta una posición inverosímil y mi pierna derecha se confunde con la izquierda, del revés. Es lo que suele ocurrir cuando se viaja a través del agujero de gusano H-437, el más prolongado de este cuadrante de la galaxia. No acabo de acostumbrarme a ello.
Cuando llegue a casa todo habrá cambiado mucho. Trato de pensar en otra cosa y vuelvo a tararear en mi mente “How to disappear completely”, de Radiohead. Soy consciente de que mis hijos aún no recordarán momentos junto a mí que yo ya viví. Anhelo volver a ver sus limpias lágrimas brotar cuando escuchen esa canción de nuevo por primera vez, aquella noche, en aquel concierto.

lunes, octubre 31, 2011

Nos vamos de Mercurio

Neptuno era muy frío y Júpiter demasiado espacioso. Saturno te mareaba con sus anillos. El color de Marte no te gustaba. La Tierra, decías, “es muy corriente y vulgar, y además es peligrosa”. Nos vamos de Mercurio porque hay demasiada luz y no duermes bien. Pero creo que donde ahora nos dirigimos te va a encantar, porque su nombre te describe a la perfección, a ti mujer, divina belleza.

lunes, octubre 24, 2011

Ya no queda nada

No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento. Desde que el cerrajero se fue, aquel pequeño arañazo no dejaba de aparecer en su retina, ahí, en ese almacén de imperfecciones. Se amontonó junto al florero que su madre colocó en el lado equivocado de la mesa. Justo frente a ese trozo de papel higiénico abandonado en el fondo del inodoro por la última chica que quiso pasar la noche allí y que creía que iba bien maquillada. Ya no quedan chicas para dar portazos. Ya no quedan cerrajeros como los de antes.

lunes, octubre 17, 2011

Indefensa

Vigesimoséptimo día de tiempo gris y revuelto. Vuelve a oler a putrefacción. Ayer las urracas se llevaron lo que quedaba de las tripas de la solidaridad. Hoy los buitres planean impacientes. Se acercan a su preciado botín. Aún está viva. No esperarán a que muera. La indefensa dignidad agoniza, triste, muy triste.

lunes, octubre 10, 2011

Primos lejanos

Hablan. Se miran y ríen. Uno es muy moreno, el otro rubio. Diría que tienen la misma edad. Seguro que son familia, pero lejana. No bromean como si fueran amigos. Hay cariño. Cariño fraternal. Uno de ellos, el rubio, se rasca la espalda. Los músculos de su brazo se marcan con fuerza. Mientras, el moreno se pasa la mano por el pelo y éste cae sobre su frente de manera sensual. De pronto pienso en mí misma con ambos en mi habitación. Enrojezco. Pienso que notarán que estoy mojada. 

lunes, octubre 03, 2011

Horizonte

El cielo se confunde con el mar en el invisible horizonte, también lejano, inalcanzable, difuso, peligroso, tentador, cruel, hipnótico. Allí asomas con sonrisa maliciosa. Me hago el tonto. Desapareces. Cojo de nuevo el catalejo y te busco. Escribo mentalmente tu nombre en la espuma de una ola, que en unos segundos se rompe con violencia. Cierro los ojos para no verlo. Grito como nunca antes lo hice.

lunes, septiembre 26, 2011

Copos

Nevaba. Los copos caían parsimoniosos, casi con pereza, como si no les apeteciera formar nieve, como cansados antes de dibujar el manto blanco. Un manto que sin tardar sería desvirgado suavemente por las pisadas de los pajarillos, extrañados, y después violentado por los niños, exaltados y excitados por el alegre y efímero paisaje y tan seguros de vivir un tiempo donde su espíritu infantil se siente libre y fuerte. Seguían cayendo, inevitablemente, acompasados, mientras adivinaban múltiples cabecitas inquietas tras los cristales de las ventanas, difuminados por el vaho.

lunes, septiembre 19, 2011

Quiero que sepas

- Hola.
- Perdona, ¿te conozco?
- Sí. Soy ese que va en tu vagón todos los días en el segundo asiento de la izquierda. El que te sonríe sin que le mires. El que te aparta cada mañana con la mente los zombis en tu recorrido hasta el kiosco. Soy ese que te induce por telepatía a elegir la revista Viajar, sin éxito, aunque quiero que sepas que no me importa que sigas hojeando el Hola. Sí, ese al que la almohada le dice cada noche que ya está cansada de interpretar tu papel.

lunes, septiembre 12, 2011

Enlatado

Quería verla. Quizás cerrando los ojos lo conseguiría. Bajó los párpados muy lentamente intentando fijarse al mismo tiempo en algo muy pequeño flotando en el aire. Pero sus pupilas electrónicas no seguían las órdenes de su renovado cerebro, lleno de esas cosas que los humanos llaman emociones. "¡Maldita sea!", quiso decir, aunque de su boca salió un sonido enlatado que le pareció ridículo. No podía encontrar en su base de datos la fórmula que explicara lo que provocó en su cabeza el beso suave de aquella joven sobre el frío plástico de sus labios.

lunes, septiembre 05, 2011

Durará siempre

Está bien, creo que hoy podré contárselo. Uff...
Justo al resbalar él yo me di la vuelta por instinto y le pude agarrar de la mano en su caída. Por Dios, había al menos cien metros de vacío bajo él. Su cara tornó blanca y sus ojos se clavaron en los míos. Yo había quedado sin apoyos. Después de un minuto, creo, mi hombro se dislocó tras varios intentos de subirlo. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y él lo comprendió todo y lo aceptó. Su semblante se relajó y, en un momento, que aún dura, nuestras manos se separaron.

lunes, agosto 29, 2011

En defensa propia

A pesar de mi jefe salí a comer con una mueca risueña en la cara. Me senté tranquilo en la mesa, solo. Mi momento.
- Tomaré pescado, tengo que mantenerme en forma.
- Tenemos mero en el menú señor.
- Perfecto.
Cuando llegó mi segundo, miré el plato y tomé el primer bocado. Suspiré. Llamé al camarero.
- Disculpe. Esto es emperador. Usted me dijo que tenían mero.
- No señor, es mero.
- Perdone que insista, es emperador.
- Es mero señor. O eso nos dijo el pescadero -. Rió.
Fue entonces señor juez cuando, en defensa propia y del bien común, quemé ese puto restaurante.

lunes, agosto 22, 2011

Todo planificado

El piloto rojo comenzó a parpadear y enseguida supieron que algo no iba bien. Llegó el momento de sacar aquello que había estado escondido el tiempo necesario. Ahora haría falta, aunque quizás la historia no comprendiera, lo que hoy se veían obligados a hacer. Desde mañana nada sería igual.

lunes, agosto 15, 2011

El hombre árbol

El hombre árbol está taciturno como de costumbre. A pesar de ser de hoja perenne, su aspecto es decaído. Tiene ganas de llorar; tendrá que esperar a que llueva para hacerlo. Ve a su amor soñado frente a él todas las tardes de sol, una pequeña y presumida flor de jara cuyo polen se disputan los más apuestos abejorros. No puede abrazarle, sus articulaciones están agarrotadas, y no puede decirle cuánto la quiere con su boca sellada con resina, calentura de su desamor. Le contaría todo sobre las cosas maravillosas que hay más allá y que sólo él en ese pequeño paraje, con su altura, puede contemplar. Los amaneceres, esperanzadores; los atardeceres, intensos, melancólicos; las estrellas, fieles, honestas, multitud; las grullas, alegres, viajeras. Cosas que su pequeña flor de jara siquiera imagina.
Le diría que es aún más bonita que todo eso y que se dejaría talar para caer, lentamente, a su lado.

lunes, agosto 08, 2011

Grabado en púrpura

Frente a la ventana ve como los trenes se marchan de la estación. Esa estación que podría ser la vida por la que deambula. Vio como se fue el tren del amor, un día sin avisar, a una hora impredecible y no para de mirar las pantallas buscando el horario de vuelta sin ver información por ningún lado. Contempló, sin moverse, cómo un tren llevando dentro su cuerpo juvenil partía lentamente, sin prisa pero sin pausa. Aún puede verlo moviéndose despacio al final del andén. Si echara a correr lo alcanzaría sin problemas. Se fija en el horizonte y ve llegar una locomotora seguida de infinidad de vagones. Es enorme, preciosa, dorada y tiene las letras de su nombre grabadas en púrpura. Carpe Diem, alcanza a leer. Le da miedo. La locomotora pasa de largo como todos los días. Nadie saca billete en esa parada.

lunes, agosto 01, 2011

Puro cristal

Sois dos mellizos, hechos del más puro cristal, que me miráis con extrañeza, con curiosidad, con sorpresa, con alegría, con dulzura, con gratitud, con tristeza, con enfado. Es increíble cómo os coordináis siempre para hacerme llegar lo que me queréis decir. Sólo a primera hora de la mañana os permitís, entre vosotros, un momento de intimidad e independencia, cuando únicamente uno de los dos mira, entreabierto y perezoso, la hora en el maldito reloj de mesilla que aún tiembla del golpe de una mano adormecida. Yo en ese momento, a veces sin querer y otras esperando con anhelo, os contemplo escondida tras mis largos cabellos y mi día comienza con mi boca en forma de sonrisa juvenil.

lunes, julio 25, 2011

En la sien

La bala, en la sien. No quiero fallos. Te dejaré la puerta abierta. Estaré durmiendo. No tendrás problemas para encontrar el dinero. Y sí, tranquilo, fui toda mi vida un hijo de puta.

lunes, julio 18, 2011

Curva cómplice

A mi mujer no le gusta que le fastidie sus estrategias pero yo hago todo lo posible por desmantelarlas de arriba a abajo. Cuando la conquisté ella iba a la biblioteca y acabamos gritando y bailando en aquel concierto. Le encantaban los perros y la gatita que encontré en la calle es ahora su mejor confidente. Esta mañana me dijo, entre arrumacos, que desea vivir junto a mí para siempre. Pues no se me ocurre otra cosa que estrellarme con el coche en esta curva que tomé mil veces antes. Me desmayo… ¡Corre ambulancia! ¡Que desbarataré con fuerza esos planes que tendría que idear para rehacer su vida por una tontería como ésta!

lunes, julio 11, 2011

A caballo ganador

El hombre alto no dejaba de mirar con su único ojo al tipo menudo del fondo de la barra. Éste se retorcía sobre la banqueta incómodo y nervioso. Había visto antes a aquel hombre. Estaba seguro que había sido cuando aún conservaba ambos ojos, pero no podía recordar dónde ni en qué situación, aunque lo imaginaba. Era consciente, sin embargo, de lo que aquel cabrón había ido a hacer allí. Y él, con las copas que llevaba encima sería incapaz de evitarlo. Error infantil.
Si aguantaba ahí sentado un minuto más se tendría que orinar encima, así que inspiró todo el aire que pudo y se dirigió al servicio sin mirar atrás, pensó que dignamente. Apostó su vida a que no daría más de veinte pasos desde ese momento hasta que sus sesos decoraran la pared del baño. Odiaba perder y apostaba siempre por el caballo ganador. Empezó a contar.

lunes, julio 04, 2011

El baño

Sentado en el suelo, en el rincón justo frente a la bañera y llegando al final de su llanto, Oscar se dio cuenta de que algo cruzaba el suelo con parsimonia. Era el patito de goma con el que solía jugar su hijo en el baño. El pato miraba sin cesar la esponja con cara de Mickey Mouse allá arriba colgada en la rinconera. La esponja estaba visiblemente distraída. El peine con forma de pez se quitaba, con los ojos cerrados, los pelos enredados en sus púas, de espaldas a Oscar.
- ¿Es que hoy no vais a decirme nada? - soltó al aire sollozando.
Nadie hizo siquiera un gesto al escuchar sus palabras.

lunes, junio 27, 2011

La fábrica de mazapán

¿Qué era lo que les unía? ¿Cuál era ese olor que ambos disfrutaron en esos instantes en que eran felices juntos? Se solían sentar frente a las puertas de acceso a la fábrica de dulces para contemplar el cambio de turno. Ese espacio de tiempo tan ajetreado y bullicioso era cada día tan idéntico, y a la vez diferente al día anterior, que se sentían inevitablemente atrapados por aquel poder hipnótico procedente de los movimientos acompasados de los trabajadores. Ese olor pudo ser aquella embriagadora fragancia a mazapán que la vieja factoría desprendía las semanas previas a las fiestas navideñas del año de su primer beso.

lunes, junio 20, 2011

El Mar de China

- ¿Y cuándo será el incendio? - El señor Mateo inquirió muy inocentemente.
- Cuando esté usted una semana sin venir al parque de bomberos. – dijo el Cabo.
El Sargento clavó una mirada en el Cabo que lo hizo estremecerse.
- Es la décima vez que lo pregunta. – musitó el Cabo.
- Podría ser su padre, Cabo, sin poder reconocer la cara de gilipollas de su hijo. ¡Vayan a limpiar los camiones ya! ¡Es una orden! Señor Mateo, venga aquí, demos un paseo y cuénteme de nuevo lo que ocurrió en aquel rescate en el Estrecho.
El anciano lo miró como si pudiera ver a través suyo unos segundos.
- No fue en el Estrecho, Sargento. Todo ocurrió en el Mar de China.

lunes, junio 13, 2011

Travieso arrepentido

Mario se despertó casi a cámara lenta. Nada le sobresaltó, no escuchó ningún ruido. Solo un tenue haz de luz que atravesaba la persiana llamaba la atención de sus vivarachos ojos. Le gustó aquel preciso y dulce instante. Buscó el botón para congelar el momento. “Lástima que ese malvado villano del Doctor Maligno lo desintegrara en su último ataque a mi fortaleza”. Soltó una corta y sincera carcajada mientras se deslizaba bajo las sábanas. Respiró profundamente y se relajó. Notó todo su cuerpo desplomado sobre el colchón, boca arriba, y la fina tela de algodón sobre él, moviéndose delicadamente al ritmo de su respiración. Susurró casi sin mover los labios, “hoy no joderé la marrana con la pelota, como dice mamá”.

lunes, junio 06, 2011

Testigo número uno, el chucho

Conducía rápido. Un perro cruzó la calle parsimonioso. Lo rozó. Le hubiera gustado atropellar a ese chucho. Miró por el retrovisor y vio cómo el animal estaba parado en la acera. Contemplaba el coche alejarse, con la lengua fuera. Olía a alquitrán y las ruedas parecían hundirse en el asfalto exhausto. El marcador de la gasolina hacía tiempo que se había instalado en el rojo. “Solo he podido hacer ochenta kilómetros”, pensó.
- ¡Mira que eres tacaño, pijo de mierda! – gritó girando su rapada cabeza al asiento trasero donde un tipo aterrado, con polo Ralph Lauren, luchaba por respirar amordazado.

lunes, mayo 30, 2011

A mil kilómetros

Después de tanto tiempo luchando por ello por fin pudo ver a todo el mundo feliz a su alrededor. Entonces se miró en el espejo y se espetó un “bien hecho”. Al cabo de unos segundos se descubrió a sí mismo con la mirada perdida, como si ese espejo estuviera a mil kilómetros de distancia. Había dado sentido a todas esas vidas. ¿Dónde estaba su objetivo ahora? Bajó los ojos hasta la línea del pecho y le dio pánico traspasar su erizada piel para encontrarse con lo que había dentro de aquel acorazado corazón.

lunes, mayo 23, 2011

Inexorablemente

- ¿Tú te crees lo que me pasó ayer? ¡Vamos no me jodas!
- Eso le pasa a cualquiera.
- No, no. Me pasó a mí, qué cojones.
- Quería decir que hay numerosas ocasiones en las que acontecimientos similares al acaecido ayer, cuando, por cierto, el fuerte viento en su afán de protagonismo, frenaba el avance de todo voluntarioso y osado ciclista empeñado en llegar a su destino, son recurrentes en el tiempo y afectan aleatoria e inexorablemente a personas, que como tú, viven haciendo cosas nuevas, esforzándose, amando, creando, haciéndose preguntas, aprendiendo. Y además, tampoco es para tanto, ¡coño!
- La madre que me parió... ¿Nos tomamos una cerveza y te cuento lo que me pasó después? A ver qué palabrejas tienes para eso.
- ¡Ésa la pago yo! ¡Cuéntame!

lunes, mayo 16, 2011

Mejor

- Desde que tengo turno de noche apenas coincidimos en casa...
- ¡Mejor! ¡Ven aquí y apriétame fuerte contra tu pecho! ¡Tengo más ganas de ti que nunca!

lunes, mayo 09, 2011

No hay vuelta atrás

Paró de pedalear y se dejó llevar por la gravedad, tirando cuesta abajo de su bici. Mirando ese precioso campo de amapolas rojo intenso que le quedaba a la izquierda llegó a la convicción de que sólo podemos pensar en una cosa a la vez.
- Elijo pensar en tí -. Pensó. - Cuando me descubra a mí mismo dándole vueltas a ese viejo problema, pues pensaré en la mueca de tu risa infantil. Cuando me joda el trabajo a media noche, pues pensaré en la fuerza de tu abrazo sincero. Cuando me sienta triste, pues elegiré pensar en el roce de tus labios cuando, al final del día, me dan ese beso que dices, con ojos chispeantes, es el más grande del mundo mundial.
Optó por la fortaleza infinita, por ser invulnerable. No había vuelta atrás.

lunes, mayo 02, 2011

Sin piedad

La soledad llegó al pueblo una madrugada con niebla cerrada. Esa misma noche se alió con la tristeza y la amargura. Se hicieron terriblemente fuertes y muy rápido gobernaron. La primera no permitía hablar, la segunda impuso los silencios y la tercera degustaba el sabor de las lágrimas. El gris abrazó el lugar.
Pero un día la tristeza llegó nerviosa sobremanera. Pudo explicarles, casi sin voz, que había visto de refilón algo casi innombrable... Una sonrisa.
- ¡Eso no puede estar ahí! – gritó la amargura enrabietada.
Se armaron de valor y salieron a defender lo suyo. Fue inútil. Lo que encontraron en frente las aterró. Huyeron despavoridas. Sabían que si se quedaban un minuto más, lo que tenían delante las despedazaría sin piedad y echaría sus tripas a los perros. Allí estaba, poderosa y rutilante, la amistad.

lunes, abril 25, 2011

Desencuentro

Vete de aquí Suso, vete. – dijo Alex fríamente. – Y no quiero que me llames más.
Cuando Suso estaba cerrando la puerta tras de sí, las lágrimas comenzaban a inundar el cauce de su río de incomprensión e impotencia. Fue Alex aquel niño que se acercó melancólicamente al oxidado tobogán donde Suso era Spiderman. Batman cobró vida ese día en la piel de Alex y ambos lucharon sin descanso contra el mal en interminables tardes de verano. Tenían ocho años. Desde entonces su amistad había sido pura. Cuántos años, cuántos juegos, cuántos amores, cuántos sueños compartidos...

lunes, abril 18, 2011

La de los tocados del ala

Esta donde nos encontramos es, dicen, la habitación de los tocados del ala. Apenas se comunica nadie con nosotros, sólo vemos una nerviosa mano que nos deja, bajo la fría puerta, una bandeja con la ración diaria de miradas perdidas, prisas por llegar a no se sabe donde y frases sin sentido. Al lado oímos gritos inconexos, debe ser una habitación para abogados de los pobres, pensamos. A veces nos sentimos tristes por ellos, nos parecemos. Al otro lado no se oye nada. Debe ser la habitación para la gente que está contenta con lo que tiene y, muy a menudo, aquí discutimos sobre si estará vacía o llena. Nunca hay consenso.

lunes, abril 11, 2011

Lámpara voladora

¡Joder! ¡Qué fea es la puta lámpara! No sé ni porqué ni cómo llegó ahí, lo que sí sé es cuándo y cómo va a salir por la ventana. Incluso puedo calcular con modesta precisión la velocidad con la que atravesará el espacio que separará mi mano y el jardín del vecino. Pues más o menos a toda hostia, o más. El hombre tiene ya una cafetera, que no iba mal pero con la que me abrasé un dedo un día aciago; un despertador, como no; un disco de Phil Collins, que no sé quién cojones me regaló, bueno sí; y un cuadro de Jesucristo de esos que se le abren y cierran los ojos según te mueves frente a él, que compré a propósito para ver si batía mi record de lanzamiento a mala hostia. Lo cierto es que me llevo bien con mi vecino, yo descargo mi carga de violencia e intolerancia y él sacia su síndrome de Diógenes con un siempre sincero, “¡¡Gracias, me viene de lujo!!”.

lunes, abril 04, 2011

Desprevenido

Fue extraño cruzarse esa mirada en aquel momento tan rutinario y tedioso. No correspondía ni a ese lugar y ni mucho menos con esa intensidad. El exhausto corazón había salido a coger el aire limpio que necesitaba para tomar resuello y esos ojos azabache lo asustaron en demasía, lo pillaron, sin duda, desprevenido, y para no desmallarse tuvo que agarrarse a un sauce llorón que hacía un minuto había brotado a su lado para acompañarlo. Del sauce colgaban pequeñas bolitas de papel en las que se podía leer “atrévete”. La mano que alargó algo temblorosa para no caer asió de manera firme una de esas bolitas y, como si de una descarga eléctrica se tratase, salió corriendo de vuelta a su lugar. Nada más situarse en ese pecho amplio de excitación pudo notar las descargas viniendo de arriba, directas del tacto de unos labios eléctricos. Emocionado se puso a bombear bilirrubina por doquier. Se sentía muy bien.

lunes, marzo 28, 2011

Enseguida le atenderemos

Un ligero dolor en el pecho me hace mirarme dentro. Un punto negro... ¿Cómo puede ser que me haya salido una caries en el ventrículo izquierdo? Pienso, ¿qué hago? Llamo a la preciosidad que conocí ayer, que me dijo que trabajaba en un consultorio. Salta el contestador.
- Doctora Azahar. Dentista. Espere un momento, enseguida le atenderemos.
Me quedo parado unos instantes. Ahora lo entiendo...

lunes, marzo 21, 2011

Olor a vainilla

Conseguí entrar cuando no estaba. Busqué desesperada entre sus cosas en busca de esa prueba que necesitaba. Pero nada… ¿Ni un pelo moreno? ¿Ni una nota escrita a mano? ¿Ni una fea corbata nueva? ¿Ni un ligero olor a vainilla? Y además todo estaba donde debía estar… Ésto sólo podía significar una cosa. Lo limpió y ordenó todo el muy canalla. Lo sabía.

lunes, marzo 14, 2011

Brillo

Es una maravilla ver como la inocencia reina. La risa se adueña de las notas del pentagrama y se puede ver cómo hacen brillar todo lo que alcanzan. Ese brillo deslumbra los ojos viciados por la ambición y el orgullo. Sólo los niños mantienen la barbilla alta, buscando con la mirada, ávidos de vida, y encontrando bocados deliciosos de embriagador presente.

lunes, marzo 07, 2011

Zapatillas

Miró sus zapatillas arrinconadas. Se acercó, se las calzó y las ató fuertemente. Sintió la presión de los cordajes alrededor de sus pies. Sus dedos se movieron con alegría. Levantó la cabeza y miró al frente. Emprendió su camino sin mirar atrás. Sabía quién esperaría cartas suyas y quién le abrazaría al volver. Entornó los ojos y echó a correr.

lunes, febrero 28, 2011

Se lo merecía

¿Por qué me mira así? ¿Es la primera vez que usted ve a alguien que se mete la cerveza por la nariz? ¿O quizás le desconcertó que no me sorprendiera cuando le clavó el cuchillo en la espalda a su compañero? Mire cómo se retuerce ahí.... Lo primero lo aprendí en mi primer viaje a las bases de Urano. En cuanto a lo segundo, se lo merecía.

lunes, febrero 21, 2011

En tránsito

Llegué al aeropuerto al límite del tiempo para coger ese avión que me llevaría a mi nuevo hogar e inmediatamente me di cuenta de que me había olvidado el pasaporte encima de la cama. Hice un ademán de rabia e impacté con uno de mis dedos en la maleta. ¡Dolor moral y físico al mismo tiempo! Quise morirme, desaparecer. Me senté en el suelo impotente.
- ¿Necesitas ayuda?
Levanté la mirada y allí estaba la sonrisa más dulce que nunca vi. De repente todo cobró sentido de nuevo.

lunes, febrero 14, 2011

Inocencia indomable

Se asomó a la calle. La brisa le susurró en el pecho que esa mañana de domingo sería fría y él se cerró aún más la bufanda. Las grises nubes le contaron que al sol no se le esperaba hoy por allí. Abrió la boca y exhaló ese vaho que tanto le encantaba ver difuminarse en el aire.
- ¡Mamá! ¡Me voy a jugar!

lunes, febrero 07, 2011

Lodazal

Una semilla en tierra desolada, eso era en lo que se había convertido Javier en la vida de Julia. Ella estaba desconsoladamente rota pero podía notarle, sí, aún muy pequeño, dentro, en sus entrañas. Y entre todo ese lodazal de mierda en el que estaba metida, su imaginación la enseñaba fotos de su primera sonrisa, de su primera mirada. Sabía que había que regarlo y lucharía con rabia por encontrar agua limpia.

lunes, enero 31, 2011

Alfileres

El más absoluto hedonismo rezuma en el ambiente entre todo el olor que desprenden esos cuerpos entrelazados y ligados por el deseo. Deseo que mana de la idea de posesión de aquello que en el fondo se quiere violentar. Fluyen esos pensamientos capaces de hinchar todas las venas, por las que corren, rápidos, los punzantes alfileres del amor.

lunes, enero 24, 2011

Un ojo cerrado

Con un ojo cerrado y otro abierto, tenso, inmóvil. Los brazos firmes, uno soportando el peso de su arma y otro acariciando el gatillo con su dedo. El cuerpo tendido en el suelo, boca abajo, a la expectativa. La mente trazando una línea en la hierba que no debía cruzar aquel hijo de puta. La sed de sangre asomando en su garganta. Súbitamente, ese sonido breve y grave de la cuerda de su ballesta, anunciando la muerte traicionera. Y, despacio, esa sonrisa que asoma sin rubor.

lunes, enero 17, 2011

Ella, Ellas

Manuel yacía junto a ella, sin tocarla, no se atrevía. Mientras la contemplaba pensaba en el momento en que se conocieron, en esa mirada dulce que le dirigió sin motivo alguno y que le cautivó para siempre, esa mirada que nunca dejó de asomar a pesar de todo. Recordaba sus labios besándole por primera vez y la respiración de su nariz, tan cerca... Cuando por fin hicieron el amor aquel verano se entregó a él ofreciéndole todo, su amistad, su confianza, su amor, su futuro, su vida. Todo el mundo le repetía lo hermosa que era, sobre todo al sol. A ella le encantaba mucho el sol de las mañanas de octubre, entonces resplandecía, y a Manuel siempre le parecía sacada de un cuento, ahí, sentada en el suelo con los ojos cerrados, al sol, mientras Jaime, su hijo, correteaba feliz alrededor de su madre. Se le vinieron a la mente aquellas eternas noches en las que ella acunaba a Jaime durante horas, admiraba esa paciencia, ese darlo todo por un ser querido.
“Me lo ha dado todo, la adoro”, pensaba Manuel, “es lo mejor que me pasó nunca...”, mientras esperaba que se moviera después de haberla pegado una paliza de muerte, “no volverá a pasar, es mía, no se puede ir...”

martes, enero 11, 2011

Día de sol

Pastora había salido a pasear. Le encantaba hacerlo desde aquel mismo instante en que su padre la susurró al oído que era el ser más lindo de la naturaleza al verla andando entre las flores. Habían transcurrido ya veinticinco años de aquello y se había marcado en su mente como lo más cerca que nunca estuvo de la felicidad.
- ¡Jodido viejo!. – exclamó con una sonrisa incontenible. - ¡Le quiero!
Sin dudarlo modificó su camino y puso rumbo a casa de su padre. Pensó en el beso que le daría al llegar.

lunes, enero 03, 2011

El autómata

Cada día iba a por el pan a la misma hora, a la misma tahona, por el mismo camino. Todos los días preparaba la comida, siempre bien. En el frigorífico no faltaba de nada. Controlaba al minuto la temperatura y la humedad de la casa, la mantenía perfecta para las personas que vivían allí. Y cada una de las noches se ponía a cargar su propia batería en el mismo lugar y en la misma posición.
Ya no recordaba cuándo esas dos palabras, angustia y llorar, empezaron a rondarle los circuitos, pero le parecía una eternidad, aunque hacía ya unos días que notaba su sistema extrañamente excitado y revuelto, justo desde que empezara a mascullar una nueva palabra, libertad.