lunes, noviembre 14, 2011

Aristas imperfectas

Contempló su obra desde cerca. Limó esa puñetera arista un poco más y dio un paso atrás. Frunció el ceño y ladeó la cabeza, despacio. Asió el martillo que tenía a mano y lo estampó con violencia contra ella. Se hizo mil pedazos, aunque no tantos como los esparcidos desde el lado izquierdo de su pecho. Cogió de nuevo el cincel y se juró, por enésima vez, no parar hasta conseguir que le dijera te quiero con los ojos.

6 comentarios:

  1. Gran relato éste, antes de irme al sobre.
    Enhorabuena amigo!

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  2. Impresionante tu manera de escribir Abel. Cada texto logra sorprenderme aún más. No dejes de escribir porque quizá algún día llegues lejos con tus textos.

    Un abrazo :)

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  3. Hola Sarahe, no cejaré en mi empeño. Te agradezco mucho tus palabras!

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  4. habla y besa con tus ojos!!! manucha

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