lunes, julio 25, 2011

En la sien

La bala, en la sien. No quiero fallos. Te dejaré la puerta abierta. Estaré durmiendo. No tendrás problemas para encontrar el dinero. Y sí, tranquilo, fui toda mi vida un hijo de puta.

lunes, julio 18, 2011

Curva cómplice

A mi mujer no le gusta que le fastidie sus estrategias pero yo hago todo lo posible por desmantelarlas de arriba a abajo. Cuando la conquisté ella iba a la biblioteca y acabamos gritando y bailando en aquel concierto. Le encantaban los perros y la gatita que encontré en la calle es ahora su mejor confidente. Esta mañana me dijo, entre arrumacos, que desea vivir junto a mí para siempre. Pues no se me ocurre otra cosa que estrellarme con el coche en esta curva que tomé mil veces antes. Me desmayo… ¡Corre ambulancia! ¡Que desbarataré con fuerza esos planes que tendría que idear para rehacer su vida por una tontería como ésta!

lunes, julio 11, 2011

A caballo ganador

El hombre alto no dejaba de mirar con su único ojo al tipo menudo del fondo de la barra. Éste se retorcía sobre la banqueta incómodo y nervioso. Había visto antes a aquel hombre. Estaba seguro que había sido cuando aún conservaba ambos ojos, pero no podía recordar dónde ni en qué situación, aunque lo imaginaba. Era consciente, sin embargo, de lo que aquel cabrón había ido a hacer allí. Y él, con las copas que llevaba encima sería incapaz de evitarlo. Error infantil.
Si aguantaba ahí sentado un minuto más se tendría que orinar encima, así que inspiró todo el aire que pudo y se dirigió al servicio sin mirar atrás, pensó que dignamente. Apostó su vida a que no daría más de veinte pasos desde ese momento hasta que sus sesos decoraran la pared del baño. Odiaba perder y apostaba siempre por el caballo ganador. Empezó a contar.

lunes, julio 04, 2011

El baño

Sentado en el suelo, en el rincón justo frente a la bañera y llegando al final de su llanto, Oscar se dio cuenta de que algo cruzaba el suelo con parsimonia. Era el patito de goma con el que solía jugar su hijo en el baño. El pato miraba sin cesar la esponja con cara de Mickey Mouse allá arriba colgada en la rinconera. La esponja estaba visiblemente distraída. El peine con forma de pez se quitaba, con los ojos cerrados, los pelos enredados en sus púas, de espaldas a Oscar.
- ¿Es que hoy no vais a decirme nada? - soltó al aire sollozando.
Nadie hizo siquiera un gesto al escuchar sus palabras.