lunes, julio 18, 2011

Curva cómplice

A mi mujer no le gusta que le fastidie sus estrategias pero yo hago todo lo posible por desmantelarlas de arriba a abajo. Cuando la conquisté ella iba a la biblioteca y acabamos gritando y bailando en aquel concierto. Le encantaban los perros y la gatita que encontré en la calle es ahora su mejor confidente. Esta mañana me dijo, entre arrumacos, que desea vivir junto a mí para siempre. Pues no se me ocurre otra cosa que estrellarme con el coche en esta curva que tomé mil veces antes. Me desmayo… ¡Corre ambulancia! ¡Que desbarataré con fuerza esos planes que tendría que idear para rehacer su vida por una tontería como ésta!

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