domingo, octubre 06, 2013

Hambre atroz

Kut corre lo más rápido que puede, ansioso. Le falta el aire.
– ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Ya vienen!
Kabuk y Ukran entran en la aldea oliendo vítores y salivando venganza. Traen otra de sus presas. Un vigía de los pueblos del sur, dicen. Todos se agolpan a su alrededor mientras lo desmiembran salvajemente.
–Mamá, esta vez quiero el corazón.
–Ya veremos Kut. –le dice mientras remueve el guiso, en espera de la carne del vigía.
– ¡Por favor! Ayer, al masticar los ojos de aquella chica, pude sentir su horror cuando vio a Ukran sacar su cuchillo. Fue fascinante. No puedo esperar más para ver si este guerrero estaba enamorado.