lunes, agosto 15, 2011

El hombre árbol

El hombre árbol está taciturno como de costumbre. A pesar de ser de hoja perenne, su aspecto es decaído. Tiene ganas de llorar; tendrá que esperar a que llueva para hacerlo. Ve a su amor soñado frente a él todas las tardes de sol, una pequeña y presumida flor de jara cuyo polen se disputan los más apuestos abejorros. No puede abrazarle, sus articulaciones están agarrotadas, y no puede decirle cuánto la quiere con su boca sellada con resina, calentura de su desamor. Le contaría todo sobre las cosas maravillosas que hay más allá y que sólo él en ese pequeño paraje, con su altura, puede contemplar. Los amaneceres, esperanzadores; los atardeceres, intensos, melancólicos; las estrellas, fieles, honestas, multitud; las grullas, alegres, viajeras. Cosas que su pequeña flor de jara siquiera imagina.
Le diría que es aún más bonita que todo eso y que se dejaría talar para caer, lentamente, a su lado.

6 comentarios:

  1. Otra perfección como la anterior.¡Gracias!
    Sigue así, por favor...

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  2. Me emociono…con que sutileza escribes!!! Tu potencial emerge…
    Felicidades!!!

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  3. Gracias mil Anónimo y Anónimo. Seguiremos con ello y más proyectos. ¡Verás tú!

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  4. Delante no es suyo. Es delante de él.

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  5. Dices la palabra: la dices. Dices el dicho: lo dices. Dices a alguien: le dices.

    Aún así, me gusta lo que escribe, caballero.

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  6. Corregido. Gracias.
    ¡En la zona centro el leísmo y el laísmo nos traicionan continuamente!
    Y muchas gracias por el piropo y dedicar un ratito por aquí.

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