lunes, abril 16, 2012

El mendigo

Otro semáforo. Paro mi coche con suavidad. No quiero que se despierte Manuel. Acaba de abandonar su cama con dulce pereza. Suelo contar los semáforos mentalmente. Esta mañana, cinco en indulgente verde, dos en amenazante naranja parpadeante, y éste, el octavo, en rojo. Rojo de exuberante ejecutiva con altos tacones, rojo de señora mayor con carrito de la compra, rojo de chavales con mochilas envueltos en bufandas. Rojo de ese hombre bien vestido que toca la ventanilla con un paquete de pañuelos de papel en la mano. Niego con la cabeza. Se va al coche de al lado.
– ¿Es un mendigo? –. Manuel ha despertado.
–No se Manuel. Está limpio y afeitado, es raro–, suelto por la boca.
–Quizás sea su primer día, papá.
Verde. Cruel verde. Acelero. Manuel ya no se duerme.

4 comentarios:

  1. Como la vida misma. Genial, Abel.
    Estrella

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  2. Gracias Estrella!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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  3. verde cruel, cambio de vida en un instante que puede ser importante para la tuya propia.Manucha

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