domingo, mayo 05, 2013

#microcuentos que dejé volar

Qué paradójico, cuanto más intentaba huir más atractivo me parecía. Es algo que sólo mi hacha y yo acabamos comprendiendo.

==

Resoplaba el paraguas, me arrancó el viento. Pasé a tu café, me diste una taza de hogar. Brillaste gozando, en la oscuridad.

==

Llegué a él y por fin pude besar su tersa y suave piel, y su carne, firme. En ese instante deseé dejar de ser una vil cobra.

==

Deambulaba por allí, desnudo, apartado de la vida conyugal por un problema de malversación de fondos púbicos.

==

Yo estaba convencido de que ella no me amaba. Y me traicionó besándome suavemente al despertar, desprotegido. Hija de puta.

==

Sus labios se rozaron. Seguían fríos, pero nunca antes habían creado esa combinación de ceros y unos. Lágrimas artificiales cayeron.

==

En el infierno, mientras ardo, lamento el error que cometí al interponerme entre tu teléfono móvil y tú.

4 comentarios:

  1. Llevo 2 horas. Yo no sabia. Me alegro tanto tanto. La corbata se empeña en no dejarme respirar pero necesito "saberte". Hace mucho amigo pero hoy hasta te he dado un tremendo abrazo. Llevaba mucho tiempo sin que se deslizara una sola lagrima por mi cara. Lo necesitaba. Gracias. Tu amigo "chispa"

    ResponderEliminar
  2. Estoy a lo alto de una azotea frente al mar y la montaña, tranquilo sereno y en paz... Que mas se puede pedir. Ah, si canto de pájaros múltiples y la sensación de haber soñado por que no recuerdo un carajo, soy feliz , pero estos momentos ayudan, un abrazo.
    "chispa"

    ResponderEliminar
  3. ¡Muchas gracias compañero! Me llena que te mole. Y es un placer hacer que las emociones broten, las que sean, que es necesario. Y ten en cuenta que a mí también me ayuda que lo leas, lo disfrutes y me dediques esas palabras, mucho. ¡Un abrazote!

    ResponderEliminar