lunes, diciembre 27, 2010

El dibujante

Luis estaba sentado en el café donde solía pasar las tardes retocando sus dibujos. Le gustaba la mesa del fondo y le molestaba cuando llegaba y estaba ocupada. Ese día estaba inquieto porque el rostro de aquel hombre al que había dibujado en el juzgado le había provocado un auténtico estado de angustia. Había trazado multitud de caras de peligrosos delincuentes, asesinos, ladrones, violadores, traficantes, pero aquella cara lo dejó temblando como un cachorro. Su mirada era cruel y transmitía no tener ningún tipo de escrúpulos. Tenía esa actitud omnipotente y sin piedad de aquel que se sabe con el poder infinito en sus manos. Ese hombre era el juez.

2 comentarios: