Conseguí entrar cuando no estaba. Busqué desesperada entre sus cosas en busca de esa prueba que necesitaba. Pero nada… ¿Ni un pelo moreno? ¿Ni una nota escrita a mano? ¿Ni una fea corbata nueva? ¿Ni un ligero olor a vainilla? Y además todo estaba donde debía estar… Ésto sólo podía significar una cosa. Lo limpió y ordenó todo el muy canalla. Lo sabía.
Intriga... me gusta
ResponderEliminarGracias Sarahe! Llevas tiempo sin publicar en tu blog. Qué te rondará la cabeza...
ResponderEliminarrealmente noestán nada mal. No conocía yo de esta tu afición.
ResponderEliminar¡Ánimo! valen la pena. ya hablaremos
Tomás
Un honor tenerte por aquí compañero. Sí, hablaremos. Y gracias!
ResponderEliminarLlevaba unas pocas semanas sin poder leer tus relatos (que trajín), pero ya me he puesto al día. Este relato, en especial, me ha llegao!
ResponderEliminarEl relato lo defino con una única palabra: OBSESIÓN....... Que pena!!
Welcome back!
ResponderEliminarSí.
Me gusa mucho!!
ResponderEliminarGrazie Sandru!! Me convierto en lector de tu blog automáticamente. ;-)
ResponderEliminar