lunes, julio 11, 2011

A caballo ganador

El hombre alto no dejaba de mirar con su único ojo al tipo menudo del fondo de la barra. Éste se retorcía sobre la banqueta incómodo y nervioso. Había visto antes a aquel hombre. Estaba seguro que había sido cuando aún conservaba ambos ojos, pero no podía recordar dónde ni en qué situación, aunque lo imaginaba. Era consciente, sin embargo, de lo que aquel cabrón había ido a hacer allí. Y él, con las copas que llevaba encima sería incapaz de evitarlo. Error infantil.
Si aguantaba ahí sentado un minuto más se tendría que orinar encima, así que inspiró todo el aire que pudo y se dirigió al servicio sin mirar atrás, pensó que dignamente. Apostó su vida a que no daría más de veinte pasos desde ese momento hasta que sus sesos decoraran la pared del baño. Odiaba perder y apostaba siempre por el caballo ganador. Empezó a contar.

5 comentarios: