Llegó la
sexta patrulla de policía, con las sirenas aullando, como les habían ordenado. La misma sorpresa que en las anteriores apareció en sus caras. La calle ya estaba
acordonada. Decenas de coches
permanecían atascados, impacientes, a la espera de que la retirasen. La muchedumbre comentaba.
La elefanta dormía en mitad de la calzada. Soñaba. Lo hacía con agua limpia que lanzaba al aire con la trompa para refrescarse, con hierba fresca en una inmensa y apacible pradera, sin rastro alguno de payasos, trapecistas o encantadores de serpientes, peligrosos embaucadores todos ellos, hasta donde se le perdía la vista.
Muy bonito relato Abel.Yo pienso que todos soñamos con algo así, no solo la elefanta, jajaja.
ResponderEliminarGracias Anónimo.
ResponderEliminarSí, sentimiento básico del común de los mortales que se para a pensar un poco dónde vive.
la sociedad no tiene la culpa, todos la contituimos, cada uno de nosotr@s es responsable. Manucha
ResponderEliminarCreo que es algo más personal. Todos necesitamos nuestro espacio, físico, vital, espiritual.
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