Trozos de colores y melodía. Pedazos de amargura y tristeza. Cachitos de terror y melancolía. Porciones de sabor y grandeza. Texturas de amor y alegría. Desechos de llanto y pereza. Necesidad de grito y sueños. Microrrelatos (o lo que sea).
lunes, diciembre 19, 2011
El cadáver perfecto
La calidez de su cuerpo delataba la
inmediatez de su asesinato y la paz de su rostro señalaba la dulzura de su
asesino. Yacía en una postura que el forense denominó como ejemplar, en
absoluta armonía con los cientos de cartas de amor que lo rodeaban en forma de
corazón. Un corazón quebrado, de manera delicada, por ese cadáver perfecto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Nadie mata ni muere por amor, es simple egoísmo. Manucha
ResponderEliminarHoy en día vemos como se mata por cualquier gilipollez. Puede ser que el egoísmo esté en el trasfondo de la gran mayoría de ellas, igual que otras características odiosas del ser humano que, paradójicamente, lleva en los genes para asegurar su supervivencia como especie... Lo que pasa que eso aplicaba cuando éramos casi monicacos... ¿O no? ¿Me he liao?
ResponderEliminarGracias Manucha por no fallar.