lunes, abril 30, 2012

El armario

Por fin quietas, tus piernas, que no dejaban de golpear el suelo repetidamente, a la misma velocidad a la que querías que me callara y me largara de allí para siempre. Pero esta vez dobladas y sin fuerzas, oyendo tus sollozos y súplicas, recogiendo tus lágrimas frente a mi armario, ahora desconsoladamente vacío.

4 comentarios:

  1. el orgullo? la sorpresa? la desdicha? llorar de pena o de alegría? Manucha

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  2. Pues no se por qué llora este muchacho Manucha, quizás sea simplemente desconsuelo.

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  3. más bien arrepentimiento Abel aunque demasiado tarde,como siempre!! Manucha

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  4. ¡Quilosa! Hay mucho de instintivo creo, y poco de racional.

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