lunes, enero 02, 2012

¡Siete botes!

Paseaba cerca de la orilla del lago, algo deprisa y mirando al suelo. Una pequeña vibración me hizo parar. Metí la mano en el bolsillo y saqué el teléfono. Observé el correo electrónico en la pantalla. Tomé aire. Girándome hacia el lago adopté la posición adecuada y lo lancé cual salvaje energúmeno. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis… y ¡siete! ¡Siete botes! ¡Toma ya! Tan pronto como las ondas se fueron disipando en el agua yo retomé mi camino, esta vez en dirección contraria, con la cabeza alta y con paso lento, pero firme.

4 comentarios:

  1. De que sirve caminar si la dirección no es la correcta? Manucha

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  2. De poco. Aunque al menos siempre será mejor que estar parado. Como dijo Steve Jobs, los puntos no se unen en el futuro... Pero hay que caminar hacia él, y creer en algo, en lo que sea, que hará que los puntos se conecten cuando mires hacia atrás.

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  3. Que paradoja que cites a jobs cuando el relato expresa la dependencia de la tecnología como telón de fondo. Manucha

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  4. Seguro que el protagonista del relato no hubiera actuado de esa manera si su teléfono hubiera sido un iPhone. ;-)

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