Trozos de colores y melodía. Pedazos de amargura y tristeza. Cachitos de terror y melancolía. Porciones de sabor y grandeza. Texturas de amor y alegría. Desechos de llanto y pereza. Necesidad de grito y sueños. Microrrelatos (o lo que sea).
lunes, septiembre 24, 2012
Sangre juguetona
Mi hija pequeña me llama
desde su habitación. Lo hace con una voz que no parece
la suya. Si voy estará de espaldas y se dará la vuelta cuando menos lo espere, con
los ojos en blanco. Prefiero esperar bajo mis sábanas a que decida venir ella y
me apuñale. Oigo los muelles de su cama y luego sus pequeños pasos descalzos, con su entrañable cojera. Sólo
me queda la esperanza de que se quede charlando con el monstruo del armario. Si no es así tendré que jugar un rato con ella y no me quedará tiempo para salir y devorar un par de vírgenes.
lunes, septiembre 17, 2012
De chocolate en chocolate
Elsa alza la cabeza con dificultad y
lo ve entrar en la vieja estación de tren, ahora llena de cascotes por todos
lados. Se lo imagina con ocho palmos de altura, cuando corría con su bocadillo
de chocolate en la mano, risueño, vital. Lo recuerda juguetón y bromista hasta hartar.
Javi.
Javier llega con
dificultad a ella, le pone la papelina en la mano y se tira a su lado, cansado.
– ¿Dónde se quedó Javi? ¿Por
qué no me sigue dando ese trozo de su bocadillo?
lunes, septiembre 10, 2012
Ratoncito Pérez
Lucía llora acurrucada en su
cama. Empieza a no poder cumplir con la hipoteca. Román ronca a su lado. “En
qué puta hora”, piensa mientras lo mira de reojo. Daniel, escuchando en la
habitación de al lado, con una mano se toca su beso en la frente, aún caliente,
y con la otra se arranca el siguiente incisivo para acumularlo junto a los
otros bajo la almohada. El ratoncito rescatará a su madre.
lunes, septiembre 03, 2012
Fiesta zombi
Entro a trompicones refugiándome
de la tormenta y cierro la puerta del garaje tras de mí. Me quedo en silencio,
a oscuras, resoplando. Los relámpagos se cuelan bajo la puerta y los truenos no
me dejan oír bien ese ruido que… Joder, ¿por qué no se enciende la luz? Tiento
la pared hasta encontrar el interruptor manual. Huele a podrido. Entre
parpadeos de fluorescente averiado se pasea un globo, arrastrando un hilo que
deja un rastro líquido. Una voz infantil quebrada susurra a mi espalda, “te
estábamos esperando… necesitamos brazos”.
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