lunes, septiembre 03, 2012

Fiesta zombi

Entro a trompicones refugiándome de la tormenta y cierro la puerta del garaje tras de mí. Me quedo en silencio, a oscuras, resoplando. Los relámpagos se cuelan bajo la puerta y los truenos no me dejan oír bien ese ruido que… Joder, ¿por qué no se enciende la luz? Tiento la pared hasta encontrar el interruptor manual. Huele a podrido. Entre parpadeos de fluorescente averiado se pasea un globo, arrastrando un hilo que deja un rastro líquido. Una voz infantil quebrada susurra a mi espalda, “te estábamos esperando… necesitamos brazos”.

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