lunes, noviembre 05, 2012

Huyamos

El pasillo es un bullicio de gente que trata de estirar las piernas, de exhibirse mirando al infinito o de ver al chico más guapo del avión. Como rayos de sol en Escocia aparecéis tú y tus curvas iluminando mis ojos, cansados de tanto ejecutivo aburrido, de tanto sudoku sin terminar. Con tus afiladas uñas, te lanzas al cuello del sobrecargo justo cuando abre la puerta del piloto.
– ¿Qué haces? – grito, con el pasaje paralizado a mi alrededor.
– ¡Llevemos este cacharro lejos! ¡Quiero besarte allí! – gritas con su yugular casi entre tus dientes, quitándolo de en medio.
Me abalanzo sobre el piloto sin pensarlo, empuñando la cucharilla del té.
– ¡Vamos!

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